Ironman
La ilusión por ser un "hombre de hierro": los previos.
Crónica y fotos de Jon. Espectacular!
"Siempre me han gustado las pruebas de fondo. Supongo que tiene que ver con el hecho de que, dado que estoy muy lejos de destacar, la forma de sentir que he conseguido algo especial es esa, superar la dificultad intrínseca a la dureza de una prueba de fondo.
A partir de ahí, tal y como decía Machado, “caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Uno empieza con una Behobia-San Sebastián con apenas 20 años y se engancha de por vida a eso de correr. Tras varias medias maratones y similares, todavía como fruta verde, se enfrenta a su primera maratón (Bilbao) y pese a lo sufrido por ese “muro” que en la primera ocasión golpea demasiado pronto, muy lejos del final, se enamora para siempre de ese número mágico, ¡42.195 metros!
Se suele decir que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y así debe serlo ya que, tropezón a tropezón (Madrid, Estocolmo, Roma, Vitoria-Gasteiz, Donostia, Galarleiz dos veces, Barcelona, Nocturna de Bilbao), finalmente uno alcanza la meta perseguida durante muchos años consistente en bajar de la barrera de las tres horas. Es un límite absurdo pero cuando su consecución es fruto de años de constancia, esfuerzo y mejora, cuando es el premio a una evolución, su superación es un gran momento en la vida de una persona volcada en el deporte.
Pero tanto tropezón tuvo sus consecuencias y las rodillas empezaron a reclamar algo más de cariño y un poco más de descanso. Un episodio agudo de derrame de rodillas y desgaste de cartílagos que me tuvo parado 90 días y que me obligó a diversificar en la práctica deportiva (se terminó para siempre eso de correr un día y el otro y el siguiente) marcó el inicio hace dos años de mi todavía joven historia con la práctica del triatlón. Hasta entonces, había acumulado infinidad de kilómetros corriendo, mi terreno, y había nadado de forma regular aunque no intensiva ya que, como buen hijo de Capitán de la Marina Mercante, me encanta el agua y en especial la Mar no me resulta un hábitat hostil (he sido asiduo desde hace muchos años a las travesías de nado celebradas en distintos puntos de nuestracosta). Pero fue en julio de 2010 cuando compré y monté por primera vez en una bici de carretera. Una Specialized de aluminio a la que cariñosamente llamo “la flecha roja”, apodada despectivamente como “el hierro ese” por mi maestro ciclista y amigo Jon.
Tuve la inmensa suerte de conocer a Guillermo que me apadrinó como uno más de la “familia amarilla” y la pertenencia al equipo de triatlón del Club 42.195.ES ha sido el“buque escuela” perfecto para, prueba tras prueba del calendario vasco de duatlón y triatlón, ir aprendiendo y creciendo durante estos dos años. A todos los compañeros, ya sé que no soy muy participativo en foros, cenas y otros eventos lúdicos, pero vaya desde estas líneas mi agradecimiento y cariño más sincero.
¿Cuándo interioricé el reto de intentar una IronMan? El primer año, tras terminar primero la Medio IronMan de Bilbao y después el Doble Olímpico de Zarautz con la sensación de que “es posible, se puede intentar”. Lo decía al principio, me gusta el fondo. Y yo funciono con objetivos. Una vez interiorizado que era posible, fijé la meta, ser finisher de la IronMan de Niza (gracias maestro Willy por compartir conmigo tus experiencias previas en Niza) y empecé a caminar.
Seguramente los entendidos pensarán que le he sacado poco rendimiento a tanto esfuerzo. Puede ser. Es más que probable. Pero aquí va el “knowhow” adquirido durante estos mesespor si fuera de interés.
Vaya por delante que soy totalmente aficionado en esto de la práctica deportiva y que mis pautas de entrenamiento son eso, mías, no están contrastadas con ningún técnico ni entendido en la materia que, estoy seguro, las calificará como desastrosas. No me cabe la menor duda de que todo el esfuerzo realizado podría dar un rendimiento mucho mayor con una buena dirección. Pero de eso se trata, de aprender y sobre todo disfrutar haciendo lo que te gusta. Ese es mi único objetivo así que mientras disfrute poco por no decir nada me importa la ecuación esfuerzo versus resultado. Y por eso mis pautas de entrenamiento se basan en lo que realmente me gusta, que no es, sino practicar deporte. Cuanto mayor es la envergadura del reto, más entreno, esa es mi lógica básica. No realizo ni entrenamientos cualificados, ni uso pulsómetro, ni practico series, ni guardo una alimentación especial, etc. Todo lo baso en las sensaciones.
He aquí de forma esquemática el entrenamiento seguido:
- Evidentemente había unos cimientos sólidos que son los que ya he narrado al principio. Años de práctica deportiva relativamente intensa y segunda temporada de triatlón.
- Intensifiqué el entrenamiento diario ya enfocado en la IronMan en navidades, es decir, he entrenado con ese objetivo durante 6 meses.
- Semana estándar de entrenamiento:
o Lunes: Día de descanso. Gracias Aitor por hacerme comprender que, una vez metido en la rutina del entrenamiento diario, la importancia de respetar los descansos es probablemente la parte más difícil de interiorizar.
o Martes, miércoles y jueves: Pequeño madrugón eso de las 6,15am para correr entre 10 y 15 kilómetros antes de entrar a trabajar; mediodía natación 1,5-2 kilómetros; por la noche, última clase de spinning del gimnasio. Trabajo en un Despacho y, por tanto, no siempre, ni mucho menos, he podido compaginar las tres disciplinas de forma diaria. A veces sólo una, otras dos (la mayoría) y las menos las tres. El mes previo al día de la IronMan, en lugar de compaginar las distintas disciplinas, tres días he corrido unos 28-30 kilómetros (Bilbao-Virgen del Carmen en el Puerto de Santurtzi-Bilbao).
o Viernes: Aprovecho que no trabajo por la tarde para hacer el entrenamiento largo de natación. Así, he ido subiendo la distancia y durante los dos meses anteriores a la IronMan he estado igualando o superando la distancia de la competición (he llegado a nadar 4,5 kilómetros varias veces).
o Sábado: Me encanta participar en todas las pruebas del circuito de duatlón y triatlón, en todas las distancias, lo prefiero infinitamente a entrenar. Me divierte muchísimo. Para mí sábado con competición es día de planazo. Este año empezamos en el duatlón de Sopelana y terminamos en el triatlón Olímpico de Ondarroa, con tres destacados que han sido el duatlón de larga distancia de Arrigorriaga, la Medio IronMan de Bilbao y el Doble Olímpico de Zarautz. Así que, en principio, intento participaren todas las pruebas (Mungia, Eibar, Durango, Oñati, Zornotza, Bermeo, Deba, etc). Si la prueba no es muy larga, por la mañana he estado saliendo a andar en bici de carretera unas tres horas.
o Domingo: Es el día del entrenamiento largo de bici de carretera. Tengo la suerte de haber nacido en Mungia y desde ahí la combinación de posibles rutas es infinita y maravillosa. De Mungia a Gernika y a partir de ahí a disfrutar de los paisajes más bonitos de nuestra querida Bizkaia (Munitibar, Lekeitio, Laida y Laga, Nabarniz, etc.). He ido acumulando kilómetros y alargando distancias de forma que el mes anterior a la IronMan he estado recorriendo unos 160 kilómetros aproximadamente (las dos últimas semanas, tanto el sábado como el domingo).
- No he seguido ninguna alimentación específica. Tengo claro que en esto me he equivocado ya que he perdido bastante peso durante estos seis meses (y eso que he tenido días en los que parecía el monstruo de las galletas ávido de chocolate y otros dulces) y, en algunos momentos, creo que incluso ha perjudicado a mi rendimiento (¡el pajarón de Arrigorriaga fue antológico!). Sin lugar a dudas, si algo he aprendido de esta experiencia para el futuro, es que la alimentación es también parte fundamental del entrenamiento y que tengo que aprender a comer para maximizar el rendimiento. Tanto durante los largos meses de entrenamiento previo, como, sobre todo, el día de la prueba (Alberto, guardo tu email como las enseñanzas fundamentales de las Sagradas Escrituras; una vez sufrido en primera persona la vivencia, creo haber alcanzado la sabiduría necesaria para su interpretación y entendimiento correcto; ¡muchas gracias extraterrestre!).
A partir de lo anterior, no queda más que restarse mérito. Vivo solo y no tengo pareja por lo que he podido dedicartodo el tiempo libre que me quedaba, tras cumplir con las obligaciones del trabajo y de alguna otra índole no confesable en público (eskerrik asko Izaskun por tu generosidad al entender que era importante para mí), a la preparación de la IronMan. He contado además con la comprensión, apoyo y generosidad de mis amigos (esos hermanos que me ha regalado la vida, David, Iker, Iñigo e Ilazki y a los que jamás compensaré todo lo que me aportan), mis compañeros de trabajo (Alfonso, mi compañero de despacho, santo súbito ya por tu paciencia) y la familia. Y eso ha sido clave. Tengo que admitir que pese a la facilidad de mis condiciones estructurales de vida para dedicarme en cuerpo y alma a la consecución de ese reto, ha habido momentos en los que estaba mental y físicamente saturado y fatigado, harto de la dictadura autoimpuesta por esa disciplina reiterada y machacona. Creo sinceramente que cualquier persona que se anime en esta aventura debe tener claro que resulta imprescindible contar con un entorno y unas condiciones de vida que le permitan durante el tiempo que vaya a durar la misma convivir con ese estilo de vida tan exigente.
Pero hay que quitarle dramatismo. A fin de cuentas es lo que nos gusta. Nuestro hobby. Lo que nos hace felices, lo que nos hace disfrutar de la vida. Y la pasión por algo es una fuerza inagotable e invencible.
Gracias a todos por soportarme con el monotema durante estos largos seis meses."