Triatlón Saint Pée

Francia. Domingo 4 de Mayo de 2014.

Nos desplazamos al lago Saint Pée, para volver a disfrutar del triathlón.

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Situado junto al pequeño pueblo Saint Pée sur Nivelle, más conocido como Senpere en Euskera. Pueblo situado en un precioso paisaje que esta a unos 14km de Saint Juan de Luz, localidad vasco francesa.

Representando a 42195: Roberto (lesionado y animando), Víctor, Luis, Sergio, Mikel, Miguel y Juan (cronista, MUCHAS GRACIAS JUAN).

Allí nos encontramos con muchos amigos como Joana, y varios integrantes del Benetan.

Para muchos de los que fuimos no era la primera vez que estábamos allí, pero aun así tuvimos una grata sorpresa, el día tan espectacular que nos hizo. Un sol que no habíamos visto en mucho tiempo allí, de hecho yo me conformaba con que no lloviese demasiado.

Junto a este lago, rodeado de autocarabanas y gente disfrutando, el fin de semana es intenso. El sábado se disputaba el triatlón por equipos, donde, aunque no teníamos participación, contábamos con los amigos del Vibike, que hicieron un muy buen papel.

Ya el domingo cuando llegamos ya estaban en la T2 muchos de los triatletas que disputaban el sprint y el supersprint. En el sprint participaba Joana, que acabo muy bien, y muy contenta e ilusionada.

Para el olímpico había que esperar a las 13:30. Eso hizo que a las 11:30, sin ninguna gana, estábamos comiendo nuestros “deliciosos” manjares. Después de degustar nuestras viandas, cogimos los dorsales y hacia el box donde empezamos la típica preparación de enseres, accesorios, gomas, geles, barritas y demás “frikycosas” que nos caracterizan. Como cosa curiosa, las bicis no tienen sitio asignado en el box, así que sálvese quien pueda y deja la bici donde te parezca. Eso te permite coger un sitio donde tengas una referencia fácil para no tener que buscar tu sitio cuando llegas del agua o de la bici.

Seguido nos enfundamos el neopreno y salida sorpresa del agua, cuando todavía estábamos metiéndonos en el lago, con las gafas en la cabeza y mucha gente sin haber entrado aun, sonó la clásica bocina. Claro, un juez había explicado que sonaría a los 30 segundos de meternos al agua, pero no explico cuando empezaba a contar el tiempo. Así que, al menos yo, al encontrarme en un bocadillo de gente, recibí un par de patadas fortuitas de Karate Kid que me dejaron dolorido el ojo derecho. Dos vueltas a un circuito sencillo con boyas grandes y amarillas y a hacer la transición.

En la bici, uno de los principales atractivos de este triatlón es, además del paisaje, que el triatlón se disputa sin drafting. Así que la variedad de acoples largos, cascos aero y cabras es abundante. Se daban dos vueltas al circuito de todos los años, con mucha parte del recorrido por carreteras estrechas y estropeadas, y con “rampas de la muerte”, pero también con paisajes vascofranceses de postal.

Antes de que nos diéramos cuenta ya estábamos dejando la bici en el box y calzándonos nuestras zapatillas fluorescentes. La carrera eran tres vueltas por el camino que rodea el lago, con zonas de asfalto y zonas de pista. El circuito nos lo conocíamos del año pasado, pero nos encontramos una sorpresa. La cuesta del año pasado era más larga al no dar el clásico giro de 180º y continuar por el camino. La longitud exacta y el desnivel de esa cuesta no lo recuerdo, pero sé que mi cerebro lo recuerda como 17km de cuesta arriba con una pendiente de 89º… puede que esté equivocado y sean unos 300m de pedazo cuesta, pero la sensación era la otra. Lo bonito de esa cuesta es que luego la bajas y te encuentras sumergido en un camino rodeado por árboles que hace que te de un subidón espectacular, aunque pequeño comparado con el que te da cuando la acabas y llegas a la zona donde más público se agolpa, y allí te encuentras a Joana y sus amigas, profesionales de la animación del triatleta amateur, a Saioa y a Roberto con su muleta, dando ánimos.

Las tres vueltas corriendo, con sus tres cuestas, y llegada a meta con la satisfacción de haber podido terminar un triatlón más y de haberlo pasado bien con amigos, al sol y en un lugar muy bonito. El año que viene allí que volveremos para seguir subiendo cuestas imposibles.

Las fotos son cortesía Saioa y de Jorge Morales Gutiérrez (https://es-es.facebook.com/cabarral), que hizo muchas fotos chulas. Si vais a su Facebook encontraréis un montón de fotos espectaculares. ¡¡Gracias a los dos!!

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